Palabras de Miguel Reyes Sánchez
presidente de la Academia Dominicana de la Historia
en la Juramentación de la Junta Directiva 2025-2028
20 de agosto de 2025
Buenas tardes:
La Historia es más que fechas y acontecimientos del pasado. Es un faro que ilumina el camino hacia el entendimiento de nosotros mismos, de nuestras sociedades y de nuestro mundo. Es la clave para entender quiénes somos, cómo hemos llegado hasta aquí y hacia dónde podríamos ir. De ahí, la socorrida frase, atribuida al filósofo George Santayana, que reza que: “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”.
Luego de este introito, quiero agradecer la presencia de todos en este día en que presto el juramento de rigor para desempeñar la Presidencia de la Academia Dominicana de la Historia para el trienio 2025-2028.
Deseo expresar mi más profundo reconocimiento a los colegas miembros de número de la Academia que hicieron posible esta altísima distinción y solicitar a cada uno de ellos su indispensable colaboración para poder cumplir a cabalidad con las múltiples exigencias y los demandantes y novedosos objetivos que me he propuesto.
Antes de referirme a la etapa que hoy se inicia con metas claras y definidas de cómo enrumbar el estudio y difusión de la historia dominicana en el contexto actual, quiero hacer un tributo a nuestros antecesores, en cuyo trabajo e ideas se erige y cimenta nuestra institución; a esos brillantes 12 historiadores que, junto a un grupo de los más importantes pensadores dominicanos, han dirigido la Academia Dominicana de la Historia, desde su fundación mediante el decreto núm. 186 del 23 de julio de 1931 hasta nuestros días, dejando sus improntas indelebles en cada una de sus gestiones. Son ellos Federico Henríquez y Carvajal, Manuel de J. Troncoso, Emilio Rodríguez Demorizi, Hugo Eduardo Polanco Brito, Julio Genaro Campillo Pérez, Roberto Cassá, José Chez Checo, Emilio Cordero Michel, Frank Moya Pons, Bernardo Vega, Mu Kien Sang Ben y Juan Daniel Balcácer. Todos ellos, en su momento, han realizado un aporte transcendente para el conocimiento objetivo de nuestra historia.
Hoy asumo este reto histórico, muy bien acompañado de importantes historiadores dominicanos como lo son Eduardo J. Tejera, Miguel Guerrero, Alejandro Paulino Ramos y Edwin Espinal Hernández, con quienes haré este recorrido con la noble intención de que la Historia deje de ser una materia exclusiva para unos cuantos que tienen acceso a las aulas y se convierta en una disciplina que pueda llegar al más humilde de los dominicanos y al más recóndito lugar de nuestra patria.
Asimismo, quiero hacerles llegar mi aprecio y consideraciónal personal de la Academia, constituido por personas que conocen las particularidades del oficio que desempeñan.
Dicho esto, es menester recordar que un historiador es un individuo cuyo conocimiento de la Historia se fundamenta en estudios académicos o en investigaciones de fuentes primarias y secundarias; que un historiador es un individuo cuya esencia es la objetividad con la que estudia los tres elementos indispensables para el conocimiento de la Historia: los hechos del pasado, las fuentes y la verdad. El historiador tiene ciertamente el derecho de imprimir a su trabajo su propia perspectiva, pero tiene el deber de atenerse a la verdad de los hechos. Para el cronista mayor del siglo de Oro español Antonio de Herrera y Tordesillas el oficio de historiador era decir la verdad. “Explicar y decir las cosas como sucedieron sin falsedades o sin la intervención de fábulas”.
Mientras Edward Hallet Carr en su obra ¿Qué es la historia?, de manera contundente ratificaba que: “El historiador es parte del presente, en tanto que sus hechos pertenecen al pasado. El historiador y los hechos de la historia son mutuamente necesarios. Sin sus hechos, el historiador carece de raíces y es huero; y los hechos, sin el historiador, muertos y falsos de sentido. Mi primera contestación a la pregunta de qué es la historia, será pues la siguiente: un proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el futuro”.
Basándonos en estas premisas fundamentales, los historiadores debemos garantizar a todos los dominicanos la oportunidad de conocer su historia. Para que nunca jamás ignoren las respuestas correctas a preguntas como las siguientes: ¿quién es Juan Pablo Duarte?, ¿quiénes son los Padres de la Patria? o ¿cuáles son las gestas libertadoras de nuestra nación?
¿Qué debemos hacer para lograr este objetivo?
En el programa de gestión preparado por esta directiva nos hemos impuesto grandes retos, como el de complementar lo que han sido los métodos tradicionales de divulgación histórica con la apertura a la comunicación digital: continuar e incrementar el programa de publicaciones de obras, impulsar ciclos de conferencias y ensanchar los artículos históricos de la revista Clío; pero paralelamente dar apertura a nuevos estadios de comunicación digital.
El mundo digital incide en la manera de pensar el pasado y en las formas de comunicar el conocimiento en el presente. Los historiadores hemos experimentado cambios en la forma de investigar y difundir nuestros trabajos.
Hoy la necesidad de hacer llegar a la población el conocimiento histórico es prioritaria. Las redes son una forma eficaz para irrumpir en la vida de todos de una manera ágil y propositiva. Esta es, sin dudas, la manera más expedita de introducir la forma de estudiar y expresar el pasado en un espacio abierto para la creación y divulgación del conocimiento histórico entre un público cada vez más habituado al uso de estos avances tecnológicos. Las naciones desarrolladas, caracterizadas por los niveles más altos en educación, han implementado estos métodos.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado, porque en esas mismas redes sociales se cuelan algunos personajes que, arrogándose el título de historiadores, inventan historias que solo están en sus mentes y que carecen absolutamente de fundamento documental.
Ante este panorama, es necesario que una institución como la nuestra difunda contenidos en nuestros portales, que puedan servir de validación para los internautas amantes de la historia.
El uso de estas nuevas tecnologías también ha traído consigo otro elemento importante como lo es el de la digitalización de libros y documentos, que permite acceder a una infinidad de fuentes históricas. Ya muchos historiadores han decidido escribir en formato digital para alcanzar una difusión más amplia de su trabajo y fortalecer la práctica docente en los distintos niveles de enseñanza.
Asimismo, otros objetivos son la creación de un canal digital para la difusión de podcasts, conferencias interactivas, cápsulas históricas, álbumes como los que existían en nuestros años mozos (pero digitales) y hasta juegos interactivos que atraigan la atención de todos.
Además, la producción de videos de episodios históricos, la difusión de encartes en los periódicos nacionales en ocasión de las efemérides patrias y un ciclo de conferencias en todas las provincias del país, en especial en la zona fronteriza.
De igual forma, se realizarán importantes acuerdos con las diversas instituciones culturales nacionales y los cuerpos castrenses para lograr la representación de obras teatrales históricas en todo el territorio nacional, la celebración de grandes conciertos para celebrar las epopeyas y la inclusión del arte como una herramienta eficaz para la enseñanza de la Historia.
La Academia Dominicana de la Historia debe tener una mayor visibilidad en la sociedad dominicana y ser ese ente que con la mayor solvencia científica pueda emitir juicios documentados para la preservación y divulgación del conocimiento de la historia en el país.
En el mismo sentido, ensancharemos las relaciones internacionales de la Academia para tener una presencia activa de nuestros miembros en los diversos cónclaves y conferencias internacionales y la actualización de las corresponsalías con las demás Academias de Historia hispanoamericanas y Europa. Vamos a ubicar con mucho orgullo el nombre de nuestra Academia en el Mundo.
Aprovecho la oportunidad para hacer un gran anuncio, una novedad para todos los dominicanos: inmediatamente se tenga actualizada la página web de la Academia, por concesión de la Real Academia de la Historia de España, podremos agregar gratuitamente el “Portal Digital de Historia Hispánica”. Dicho portal cuenta con unas 150.000 referencias geográficas, con más de 50.000 biografías y con unos 20,000 acontecimientos históricos —y prehistóricos— que van desde el año 1.350.000 a.C. hasta la actualidad, entre los que encontramos muchos acaecidos en nuestra isla.
Estamos abocados a una revolución, nunca vista, para el conocimiento de la Historia en nuestro país.
Nuestro programa de gestión es ambicioso: podría pasar toda la noche enumerando los proyectos que este contempla. Tengo la certeza de que con este equipo que me acompaña lograremos nuestro cometido por el bien de la patria.
Cada uno de ustedes, cada uno de los aquí presentes son nuestros aliados. Esta no es una tarea que se hace solo con el apoyo gubernamental, sino también con el respaldo de nuestros queridos amigos empresarios y con el de todo el que ame la nación dominicana.
Asumo este reto como todos los proyectos que emprendo: con todo mi corazón, con mucho trabajo y con girones de mi vida.
¡Que viva la República Dominicana!
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